Recordemos que en la detección del engaño podemos encontrar 3
tipos de indicios: verbales, no verbales y fisiológicos. La
actividad fisiológica que se supone que acompaña al hecho de mentir ha sido
motivo de estudio y controversia desde tiempos ancestrales. Se trataría de
diseñar una herramienta capaz de medir el engaño de una forma indirecta, ya que
un patrón de actividad fisiológica directamente relacionado con la mentira no
existe (nuestra nariz no se alarga como la de Pinocho).
Así
han ido apareciendo las mal denominadas “máquinas de la verdad” para detectar
mentiras, cuando en realidad lo que detectan son cambios en la actividad fisiológica o psicofisiológica que acompaña a la mentira (traducido a señales emocionales, cambios en
parámetros de la voz, cambios en la actividad de áreas y estructuras
cerebrales, en los patrones de temperatura, etc). Entre estas herramientas las
más significativas son el polígrafo,
el analizador de estrés de voz, el EEG para la medición de las ondas cerebrales P300, el termógrafo (termografía facial), la Resonancia Magnética Funcional (fMRI) o
tecnologías de seguimiento ocular
(eye-tracking).
No hay comentarios:
Publicar un comentario